Con la vista en el 25-M

Vientos de cambio surcan la comunidad andaluza. Después de estar más de 30 años en el poder conformando el Gobierno de la Junta de Andalucía y dirigiendo las diferentes políticas que han sumido a la población andaluza a la cola del bienestar social promulgado en muchas de sus campañas, por fin, parece que se abre una luz al final de túnel. Las encuestas abogan por un cambio, pero el voto que depositen en las urnas el próximo 25-M todos los andaluces y andaluzas que quieran ejercer este derecho será el que certifique si es cierto o no.

No es que en todos estos años se hayan hecho gestiones políticas malas y/o deficientes, sino que en democracia, cuando no hay alternancia en el poder y dos o más partidos políticos pueden llegar a formar parte del Gobierno en sucesivas legislaturas, se corre el riesgo de «acomodarse en el sillón» y, al mismo tiempo, se crea un caldo de cultivo para que la temida corrupción aparezca en todos y cada uno de los estamentos institucionales. Y es que los ejemplos de los EREs falsos o la concesión a diestro y siniestro de subvenciones a empresa sin pasar el mínimo control son sólo la punta del iceberg de numerosas prácticas corruptas que pueden componer un verdadero manual de lo «mal hecho».